Basta con mirar de reojo por la red para abastecer nuestro conocimiento de la actual situación económica mundial, y lo que uno ve es que esto es una pena. Podemos ponerle colores a los estados, sírvase rojo, azul ¿verde? este último aún me genera algunas dudas porque como nunca han tenido el pastel delante de las narices, no sé si lo compartirían con nosotros, los ciudadanos de a pié.
A día de hoy podemos decir sin temor a equivocarnos, que no tenemos clase política, no tenemos dirigentes que miren por nuestros países y los intereses de sus ciudadanos, de su pueblo; lo que se ha establecido en su lugar son personas que funcionan como herramientas del sistema neoliberal para manejarnos a su antojo, imponer sus doctrinas y enmascararlas de democracia para que no parezca tan obvio una orientación tan descarada.
No hace mucho tiempo, hablo de españa (con minúsculas), la clase política, en un intento de acercarnos las claves de sus quehaceres a los ciudadanos, trató de convencernos de que, aunque algunos corruptos, según ellos los menos, no todos eran malos, según ellos los más. Trataron de convencernos de que se rigen por un riguroso sistema que les obliga a luchar por y para el pueblo, pero cuando llegó la hora de la verdad, cuando los dueños del mundo le dijeron a España (esta vez con mayuscula) que debía modificar su carta magna para que ellos (los dueños del mundo) se pudieran asegurar el cobro de sus aranceles, ahí nos fallaron. Donde debían decir: "Primero el pueblo", dijeron: "Primero los mercados". Y así cómo quieren que creamos en ellos y en la política. Es imposible.
Cuando llegamos a esta situación en la que la "izquierda" se vende al mejor postor, bueno, mejor dicho al peor postor, quiere decir que ya ni hay izquierda ni hay derecha, sólamente dos tipos, presidente y líder de la oposición, que se insultan mutuamente y se echan en cara los errores en la gestión pasados y presentes, para dar la sensación al pueblo de que hay dos bandos y que uno es el bueno y el otro el malo; pero no nos engañemos, sólo hay un bando y nuestros políticos están todos en el mismo, en el bando de los mercados.
Poco a poco se han ido privatizando empresas cuyo cometido es realmente necesario para el pueblo, cítese telefónica, Sevillana y un largo etcétera; y de esto deriva, como leí en algún lugar que ahora no recuerdo, que los servicios más importantes como el energético y las telecomunicaciones se encuentran ahora en manos de intereses privados que campan a sus anchas por lo que antes era sacro suelo estatal. Que alguien me explique por qué cojones (permítaseme el término), Telefónica presenta un ERE de más de 6500 empleados en un año en el que sus beneficios han superado con creces los de años anteriores. Me lo voy a explicar yo mismo: porque como una de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo te la he comprado yo y ya no te pertence, Estado, hago con ella lo que me salga de los cojones y te callas la boca o llamo a mis colegas de Standard & Poors para que te rebajen la nota.
Amigos, nuestras vidas ya no nos pertenecen. Sólo podrás progesar económicamente lo que los "jefes" quieran que progreses, y date con un canto en los dientes no vaya a ser que un día se les crucen los cables y decidan hacer de nuestro país una nueva África.