Veinte os hacéis compañía
en cárcel plastificada
y, de papel, acolchada
con algo de maestría.
Tan pronto que sois comprados
de vuestra celda sin llave,
uno a uno, ya sabe
que vaís siendo liberados;
quien os libera os da besos,
- ¿y cómo se lo pagáis,
puesto que cárcel les dais
y de vosotros son presos? -
Empezáis siendo varones,
(cumplidos los menesteres)
termináis siendo mujeres
debajo de los sillones
de alguna cafetería,
o en esas cuencas de barro
que, como rueda de carro,
pues vuestra tumba sería.
Yo desde la gran altura,
cuando os veo pisoteados...
¡quedais a ser maltratados!
¡Sólo para ser basura!
...Y cuanto más bajo estéis,
más tiempo quedo pensando
que, como tan bajo estando,
tan grande poder tenéis.
martes, 7 de julio de 2009
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